LA DEVOCIÓN Y EL CULTO RELIGIOSO SE MEZCLAN EN CHOLULA CON LA FIESTA, LA COMIDA Y, POR SUPUESTO, LA BEBIDA
Son poco antes de las 6 de la mañana y el sonido de las campanas ya se escucha. La gente del Barrio de San Miguel, en San Pedro Cholula, va en camino al llamado de la fe, mientras en el zócalo las cúpulas de las jacarandas, atravesadas por los primeros rayos de sol, se sacuden con el aletear de los pájaros. Otro domingo más en la milenaria Cholula, la de las 365 iglesias, la de las tradiciones, la religiosa, pero también la alegre y festiva.
Entre sus atractivos destacan sus iglesias y conventos, pero también las tradicionales alfombras, procesiones religiosas y su famoso mercado de trueque.
En San Pedro las actividades inician desde temprano, como si este Pueblo Mágico se preparara para la fiesta continua, los encuentros, el trabajo y las visitas de todos los días. Sus actividades cotidianas se fusionan con la tradición, pero también con los estilos de vida de fuereños que han encontrado en este lugar un espacio idóneo para vivir.
Atrás quedó la aparente tranquilidad pueblerina. En los últimos años el movimiento no cesa, tal y como sucedió en épocas precolombinas, cuando Cholula quedó conformada como un sitio que cobijó a los grupos toltecas expulsados de Tula, fundadores de los centros ceremoniales que se convertirían en “Ciudad Sagrada”. Ahora, San Pedro se ha convertido en un lugar donde convergen distintas formas de pensar y vivir, donde el sincretismo cultural se gesta nuevamente para ofrecer a propios y extraños una diversidad que apetece, enamora y abre todos los sentidos.
Colores, sabores, texturas, paisajes, religiosidad, costumbres y sincronía son irresistibles hasta para los propios poblanos que año con año las viven.
Historia y atractivos
San Pedro Cholula fue fundada en el año 500 a. C., es uno de los 217 municipios de Puebla y se encuentra ubicado en la parte centro-oeste del estado, a 8 kilómetros de la capital poblana. Se caracteriza por estar escoltado por templos milenarios y por tener uno de los zócalos más grandes.
Entre sus atractivos destacan sus iglesias y conventos, pero también las tradicionales alfombras, procesiones religiosas, mercado de trueque, entre muchas cosas más.
Su Portal Guerrero, por ejemplo, fue construido por los indígenas alrededor del año 1593 para dormir y guarecerse durante los días del tianguis y durante las festividades. Más adelante fue reconstruido como hoy lo conocemos. Posee 46 arcos de medio punto y columnas dóricas, formando una galería de 170 metros de largo. Actualmente ofrece a los comensales gran variedad de restaurantes y cafés para deleitarse con platillos y bebidas que fusionan la comida tradicional con la cocina contemporánea.
A un lado del Portal Guerrero está la explanada del zócalo, donde la convivencia familiar no espera. Padres de familia no dudan en volar papalotes con sus hijos, andar en bicicleta, patines, pasear a la mascota o, simplemente, caminar de forma tranquila y segura.
Frente al zócalo sólo basta cruzar la calle para llegar a una enorme explanada que alberga al Convento Franciscano de San Gabriel Arcángel, uno de los más antiguos de México, cuya construcción concluyó en el año 1552. En su arquitectura destaca su nave alargada, dividida en varios tramos y cubierta por bóvedas estilo gótico.
Del lado derecho, dentro de ese mismo espacio, se encuentra la Biblioteca Franciscana Fray Bernardino de Sahagún, donde continuamente se realizan conferencias, talleres y se muestran obras de arte de estilo religioso, además de acervo bibliográfico que incluye algunos ejemplos de libros incunables.
Mención especial merece la Capilla Real, construida sobre un antiguo templo a Quetzalcóatl, conocida en sus inicios como la “Capilla de Naturales”, un espacio religioso que el beato Juan de Palafox y Mendoza defendió para los indígenas.
De la arquitectura de la Capilla Real destacan sus 49 cúpulas; de hecho, la leyenda cuenta que en el año 1537 el proyecto original contemplaba naves abiertas y techos de madera planos, los cuales se vinieron abajo de forma inexplicable la noche siguiente a la inauguración. Poco más de un siglo después, en 1650, se defendió el derecho de los indígenas a tener esta capilla, así se inició la construcción de las cúpulas y bóvedas de ladrillo y cantería, asignándole el trabajo y costos a cada uno de los barrios y pueblos que conformaban la parroquia, de ahí que tenga diferentes cúpulas, cada una representando a un barrio o pueblo indígena.
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“Las cúpulas de la Capilla Real no están inspiradas en ninguna mezquita islámica como vulgarmente se ha dicho, sino en una visión cósmica mexicana. Las nueve naves de norte a sur representan los nueve niveles o pasos de la tierra al cielo (Mictlan), y las siete naves de oriente a poniente representan a Chicomecóatl (siete-serpiente), es decir, la Madre Tierra…”
Dentro de esta explanada o atrio también puede admirarse las capillas posas y una cruz atrial del siglo XVII.
Por otra parte, a un costado izquierdo del Portal y el zócalo se encuentra otro de los templos más visitados de este municipio, la Parroquia de San Pedro Apóstol, construida en los siglos XVII-XVIII, caracterizada por tener la torre más alta de Cholula, además de una cúpula de estilo churrigueresco y en su interior un bello decorado.
Frente a la Parroquia de San Pedro los visitantes también podrán admirar el museo de la ciudad, la “Casa del Caballero Águila”, espacio que forma parte de los lugares rescatados por la autoridad municipal para disfrute del público.
Entre lo pagano y lo religioso
En San Pedro celebran una de las tradiciones más arraigadas, conocida como la Tlahuanca (la borrachera). Esta festividad es organizada por el mayordomo de la circular de San Pedro de Ánimas y consiste en una misa solemne en la Capilla Real, con la intención dedicada a los Tiachcaus -mayorales- difuntos.
Se celebra el cuarto lunes de Cuaresma y una vez que se concluye el acto religioso, se realiza una procesión con la imagen de San Pedro dentro de la capilla, haciendo responsorios a los difuntos, mientras el mayordomo entrega a los asistentes, señores principales y demás mayordomos cruces de madera. Por último, los fieles realizan en el atrio una libación de pulque en jícara, ofrecido por el mayordomo, además de alimentos. La convivencia se vuelve entonces una fiesta con una bebida que representa la espiritualidad desinhibida.
La devoción y el culto religioso se mezclan en Cholula, como en otras partes del país, con la fiesta, la comida y, por supuesto, la bebida.
“El acto religioso combinado con la ingesta de una bebida alcohólica como el pulque permite, en palabras de los propios mayordomos, sentir el estado y la espiritualidad de Dios, por eso también se ofrece a los niños desde los 6 años como una forma de preservar la tradición. Este consumo ritual se aprecia en el mural de los bebedores, ubicado adentro del cerro artificial del Tlachihualtépetl, la famosa Pirámide de Cholula…”
Otra de las tradiciones vivas que celebra San Pedro Cholula es el Altepeilhuitl, realizada en honor al arcángel San Gabriel. Esta fiesta es organizada también por un mayordomo, pero de la circular de la Virgen de Guadalupe en la Capilla de los Naturales, y se lleva a cabo el domingo anterior a Pentecostés.
La tradición data de la época prehispánica y está relacionada con la fertilidad de la tierra, por eso las imágenes religiosas que llevan en procesión, acompañadas de música y fuegos artificiales son adornadas con chiles, calabazas, habas, rábanos, zanahorias y otros productos de la cosecha de la región, todo a gusto del mayordomo en turno.
Honor a la Reina, a la Santa Patrona
Si una imagen es venerada con especial devoción en Cholula es la Virgen de los Remedios. Su fiesta inicia desde el 31 de agosto con la procesión de los faroles, un recorrido que hacen los vecinos de los diez barrios por las calles de la ciudad y que es encabezada por imágenes religiosas. La costumbre dicta que la procesión debe ser en la noche, acompañados de bandas de música y faroles que los propios fieles construyen y llevan en las manos para que alumbren su camino al subir al santuario de la Virgen de los Remedios, a la que velan y acompañan toda la noche para darle las mañanitas el 1 de septiembre, día de la Reina, de la Santa Patrona de todos los barrios.
Una semana después, la fiesta y tradición continúa. Personas de otros pueblos se preparan desde temprano con sus mejores productos que han cosechado en el campo.
Es 8 de septiembre y el “Trueque” no espera.
Esta ancestral costumbre se acompaña de la celebración de la Natividad de la Virgen María; el olor a mirra, copal e incienso inunda las calles de la Plaza de la Concordia mientras las campanas no dejarán de sonar para llevar a cabo misas y rogaciones en el Santuario. El “Trueque” inició, las monedas y el dinero pierden valor, lo que cuenta es el intercambio de productos, frutas, hortalizas, ropa, utensilios, herramientas e incluso animales, son las cosas que realmente importan y ocupa la gente.
La Gran Pirámide de Cholula
Muy cerca de San Pedro se encuentra la Gran Pirámide de Cholula, rematada por un santuario dedicado a la Virgen de los Remedios. Con la Conquista, ésta se convirtió en el símbolo de la superposición de la Iglesia católica sobre la mayor pirámide del mundo indígena dedicada al dios Chiconahui Quiáhuitl.
La Gran Pirámide, que ahora parece un cerro natural, ofrece a la vista una importante masa de 62 metros de alto formada por ladrillos de adobe que por las medidas de su base, de aproximadamente 400 metros por lado, es considerada como la más grande del mundo.
La Pirámide se ha explorado por medio de túneles y se han descubierto varias superposiciones constructivas. Como sucede en otros lugares de México, cada nueva cultura que llegaba a la ciudad cubría a la anterior.
Actualmente, en marzo esta zona arqueológica recibe mayor número de visitantes con la llegada de la primavera, ya que se realiza un espectáculo de equinoccio, donde gente de otros municipios y estados acude a cargar energía y a rendir homenaje al astro mayor.