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Turismo y recesión… resiliencia en jaque

La recesión global golpea al turismo: menos gasto, inversión y empleo, pero el sector apuesta por reinventarse con experiencias accesibles y creatividad

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Por: Adalberto Fuguemann Publicado: 09/06/2025


Turismo y recesión… resiliencia en jaque

Foto de Nils Nedel en Unsplash

LAS NUBES NEGRAS EN LA ECONOMÍA: Aunque los economistas aún debaten si será una tormenta tropical o un huracán categoría 5, cada vez son más los indicadores que apuntan a una recesión global en el horizonte. El crecimiento económico se desacelera, la inflación se resiste a ceder y las tasas de interés bailan al ritmo del pánico financiero.

En México, la combinación de incertidumbre política, inseguridad y señales de enfriamiento en sectores clave como el consumo y la inversión privada también prende las alarmas. Y como suele pasar, el turismo es de los primeros en resentirlo: cuando hay menos dinero en la calle, hay menos turistas en la playa.

Foto de ian dooley en Unsplash

Dicen que cuando la economía estornuda, el turismo se resfría, y en una recesión, le da pulmonía. Sí, ese sector tan alegre que vive de selfies, sol y playa, sombreros de palma y desayunos buffet, también sufre cuando el bolsillo aprieta. Porque, seamos honestos: cuando la gente tiene que elegir entre pagar la renta o visitar Cancún, la arena blanca pierde contra el recibo del gas.

Si la tan cacareada recesión, impulsada por personajes como Trump y Putin, y tan desvirtuada en México (no pasa nada, pero apriétense el cinturón) llega, y créanme que va a llegar, tendremos en el sector menos turistas y más mosquitos. En un ambiente de crisis, la gente viaja menos, los vuelos se encarecen, y los hoteles pasan de “ocupación total” a “ocupación fantasmal”.

El gasto per cápita disminuye, el turista que antes pedía piña colada en la alberca ahora trae su termo con agua de la llave. El turismo llamado “de lujo” también sufre, prolifera el adiós a los spas de 5 estrellas, hola masaje con piedras… recogidas del camino.

Foto de Anete Lūsiņa en Unsplash

La inversión cae, de hecho, ya lo está haciendo. Los grandes proyectos turísticos se congelan más que los mojitos en la barra libre. Como consecuencia, el empleo también se ve afectado: meseros, recepcionistas, guías y operadores empiezan a ver más cancelaciones que propinas.

Como el sector es optimista, resiliente y positivo, es de los de respuesta más rápida en el entorno crítico. Ya lo demostró en la pandemia del COVID-19 y sin duda lo hará en esta otra pandemia económica. ¿Qué se puede hacer?, porque cerrar por quiebra nunca ha estado en el menú.

Foto de Christine Roy en Unsplash

Sin duda sabrá el turismo adaptarse al “turismo codo”. Ya se percibe la creación de opciones accesibles, promociones irresistibles y experiencias auténticas (sí, las caminatas por el pueblo cuentan). Además, se apuesta, desde 2023 por lo menos, al fomento del turismo local. Si los extranjeros no llegan, ¡que los nacionales redescubran su país! Que Acapulco vuelva a ser sexy, que Puebla vuelva a ser el Relicario de América y que nuestros Pueblos Mágicos muestren a los connacionales que tenemos origen, esencia y tradición a manos llenas.

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Si la crisis es una oportunidad, la tenemos para impulsar el turismo rural, temático, ecológico, de bajo impacto, cultural; lo que sea que suene a “experiencia” y no a gasto. También podemos tomar lecciones de gobernanza, colaborar con gobiernos (¡y exigirles resultados!), generar planes de rescate, buscar y obtener incentivos fiscales (todos los impuestos son costos), incrementar, a través de embajadas y consulados, la promoción internacional y, por favor, pedirle a quien corresponda carreteras y calles sin baches.

Foto de Annie Spratt en Unsplash

La recesión puede poner al turismo a dieta, pero no lo mata. Si algo tiene este sector es creatividad, resiliencia y la capacidad de vender hasta la idea de dormir en una hamaca como “lujo tropical minimalista”. Un viejo turistero nos comentó en alguna ocasión, cita textual: “Cuando no hay para volar, vendes experiencias en tierra. Pero eso sí, con buena sonrisa y repelente para los problemas.”

Incluso en recesión, el turismo no cierra, solo se reinventa con sombrero de palma y Wi-Fi gratis…

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