Recientemente visité la Región de los Vinos en el Estado de Querétaro y gratamente me sorprendió lo que han avanzado en los últimos 25 años, de modo que ya podemos afirmar que, en el centro del país, hoy existe un gran producto dirigido al mercado turístico y al de reuniones.
De los dieciocho municipios queretanos, once son productores de vino que abarcan aproximadamente 600 hectáreas y complementan la oferta con diversas queserías, Pueblos Mágicos y otros atractivos turísticos y culturales, ya que esta región cuenta con 500 años de legado vitivinícola, siendo en 1531 cuando se plantaron las primeras vides en la región central de la Nueva España.
No fue sino hasta el 2000 que resurgió el vino queretano, siendo hoy precisamente este estado, el principal productor y exportador de vino espumoso en México.
En cuanto a la uva tinta, sus principales varietales son el Malbec, Merlot y el Syrah. Por lo que se refiere a las de uva blanca lo son el Sauvignon Blanc, Xarel·lo, Macabeo y Chardonnay. Según datos del clúster vitivinícola de Querétaro, en la actualidad la región oferta 350 etiquetas y muchas de ellas, por su calidad, han sido galardonadas con diversas medallas.
Ahora bien, llegar a los campos vitivinícolas después de recorrer el territorio semidesértico queretano, es toda una experiencia ya que, no obstante que la ruta cuenta con una buena señalética y vialidades en buen estado, es el “verdor” del paisaje el que cautiva al visitante a simple vista y lo guía a su destino.
¿Qué más?
Mi recorrido tuvo como motivo una celebración familiar y como destino la Ruta del Vino ubicada en el municipio de El Marqués, para arribar al parque enoturístico Puerta del Lobo, donde realicé un recorrido por sus viñedos, la vinícola, sala de tanques, sala de barricas, para concluir con la cata de tres de sus famosos vinos tintos en sus fases: la olfativa, la visual y la gustativa.
El complemento perfecto fue la degustación de diversos platillos basados en productos de la región, cuidadosamente preparados a la parrilla en un espacio ubicado dentro de ruinas ancestrales al aire libre, que se convirtieron en uno de los restaurantes del lugar, cuyo comedor principal tiene vista a los viñedos, al igual que “El Mirador” al que se asciende en una camioneta para admirar el atardecer.
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Para cerrar con broche de oro, pernocté en una de las casas ubicadas dentro de los viñedos del parque que, sin duda, fue diseñado para atraer al visitante y seducirlo en todos sus sentidos.
Ahora comprendo las razones que han convertido a la Ruta del Vino queretana, en un maravilloso producto para el turismo y la industria de reuniones, que cada año atrae aproximadamente a un millón de visitantes.
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