Durante décadas, El Salvador fue uno de los países más inseguros del mundo. Las maras se disputaban territorios con extrema violencia, sumiendo a la nación en una crisis de seguridad que parecía insuperable. La complicidad de anteriores gobiernos, que incluso intentaron negociar con estos grupos criminales, agravó la situación. Sin embargo, en pocos años, la administración de Nayib Bukele implementó una estrategia de mano dura contra las pandillas, transformando radicalmente el panorama del país.
Uno de los pilares de esta estrategia ha sido la construcción del Centro de Confinamiento del Terrorismo (Cecot), una de las prisiones más grandes y seguras del mundo. Esta medida ha permitido el encarcelamiento masivo de criminales, reduciendo significativamente la violencia en las calles. La lógica detrás de esta acción se basa en la teoría de la pirámide de necesidades de Maslow: sin seguridad, el desarrollo y la autorrealización de una sociedad son imposibles. Mientras tanto, en México, casos como el de Teuchitlán evidencian la persistente complicidad de ciertos sectores gubernamentales con el crimen organizado.
Foto de Ricky Mejia en Unsplash
Estrategias en El Salvador
No obstante, la estrategia de Bukele no se ha limitado a la seguridad. Su visión ha abarcado la modernización de la infraestructura clave para el desarrollo del país. El Aeropuerto Internacional de El Salvador San Óscar Arnulfo Romero y Galdámez, más conocido como Aeropuerto de Comalapa, ha sido modernizado hasta convertirse en el segundo aeropuerto con mayor tráfico aéreo en Centroamérica, solo detrás del Aeropuerto Internacional de Tocumen en Panamá. Además, este año se puso la primera piedra del Aeropuerto del Pacífico, una obra clave para consolidar a El Salvador como un nodo estratégico en la región. A esto se suma la restauración del centro histórico de San Salvador y la creación de la Biblioteca Nacional de El Salvador (BINAES), un proyecto que simboliza el renacer cultural del país.
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El sector turístico también ha sido protagonista en este proceso de transformación. Surf City, uno de los proyectos más ambiciosos del gobierno, ha impulsado el turismo de playa con una fuerte inversión en infraestructura. La iniciativa, que cuenta con dos fases, incluye el desarrollo de Sunset Park, la modernización del muelle y la construcción de parques de aventura, además de una planta de tratamiento de agua con apoyo de China. Paralelamente, se han implementado medidas de preservación ambiental, como la limpieza del Lago Coatepeque mediante boyas ultrasónicas, lo que refuerza la apuesta del gobierno por un desarrollo sostenible.
Foto de Esaú Fuentes González en Unsplash
¿Qué más?
El contundente triunfo de Bukele en su reelección de 2024, con el 84.65% de los votos, valida la aceptación de su estrategia y su impacto en la sociedad salvadoreña. Hoy, El Salvador no solo se ha convertido en un referente de seguridad en América Latina, sino que también está consolidándose como un destino turístico atractivo y moderno. La pregunta que surge es si otros países de la región estarán dispuestos a seguir su ejemplo o si, por el contrario, permitirán que la corrupción y la violencia continúen frenando su desarrollo. Lo cierto es que el caso salvadoreño demuestra que, con voluntad política y estrategias contundentes, la transformación de una nación es posible.
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