A tres horas de la ciudad de Puebla, en el corazón de la Sierra Norte, se encuentra Pahuatlán, un Pueblo Mágico de nublados paisajes tan acogedores y entrañables como sus habitantes y sus tradiciones. Llegamos ahí alrededor de las nueve de la mañana y, para comenzar el día, tuvimos suerte, pues encontramos un puesto de tacos de barbacoa en una esquina de la localidad, en donde desayunamos y bebimos un rico café de olla.

El primer punto de nuestra visita fue el zócalo, al que rodean la Presidencia Municipal, la Parroquia del Señor Santiago (Apóstol) y una serie de casitas coloridas con techos de tejas que abrazan, al mismo tiempo, al centro de la población y a los cerros que la rodean, sobre los que forman ondulados caminos que parecieran conducir al cielo. La tranquilidad de este nuevo paisaje llega hasta el corazón y nos dibuja una sonrisa al recordar que hemos dejado atrás, aunque sea por unos días, el trajín de la ciudad.

Después de algunos minutos en Pahuatlán, además de sus brillantes colores, también comenzamos a percibir el penetrante y delicioso aroma del café recién hecho que se escapa de las casas, y el del pan que se vende en puestecitos ubicados en los portales del zócalo.

Después de ese deleite sensorial, dirigimos nuestros pasos hacia la iglesia principal de Pahuatlán, de fachada blanca y un altar de estilo neoclásico. Fue edificada hace más de 400 años por los frailes agustinos y su interior luce pulcro y minimalista.

Conoce más de nuestra aventura por estos rumbos poblanos en el siguiente video:

Hacia la aventura

La exuberante vegetación del paisaje en Pahuatlán despierta nuestro deseo de aventura y adrenalina —¡y vaya que la obtendremos!—, así que decidimos adentrarnos en sus frondosos montes. Partimos del zócalo en compañía de Hesli Aparicio Rico, directora de Turismo del municipio. Avanzamos por calles empedradas hasta que el camino se vuelve completamente verde, la espesura nos rodea y luego de algunos pasos, los únicos sonidos alrededor son los de la corriente de un río y los trinos de las aves. Después de una larga y extenuante caminata, llegamos al Puente Colgante Miguel Hidalgo y Costilla.

Este lugar es sumamente concurrido, pasa sobre el Río Pahuatitla y conecta a Pahuatlán con la comunidad de Xolotla. A lo largo de sus 60 metros de longitud, es posible aprovechar cada paso para tomar fotografías y video. Además, varios de sus puntos son idóneos para la observación de aves como pericos, colibríes, halcones y otras especies. Si lo deseas, también puedes echarte un chapuzón en el río, pero si vas en invierno, como nosotros lo hicimos, ¡no es nada recomendable por el intenso frío!

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Manjares del mercado

Luego de disfrutar las vistas desde el puente colgante, emprendemos el regreso al zócalo, verdaderamente agotador ya que debemos caminar cuesta arriba. Me siento afortunada de llevar tenis, sombrero y agua —un imperdible en tu visita, porque no podrás completar el tramo sin constante hidratación—.

Llegamos de nuevo al Templo de Santiago Apóstol y atrás descubrimos el mercado de Pahuatlán, donde el característico ruido de cucharas y cacerolas, y el olor a comida casera que emana de los fogones de varios puestecitos locales, despierta nuestro apetito. Además, teníamos que reponer la energía consumida en el camino para llegar al puente colgante y luego regresar al centro.

En el mercadito encontrarás deliciosas tlayulas, tamales y café, entre otras exquisiteces de la región. Los deliciosos aromas que danzan en el aire me conquistan y nos decidimos por unas tlayulas y tamalitos; yo me llevo, además, un kilo de café caramelizado. Dicen que el sabor de estos granos es inigualable.

La mejor vista de Pahuatlán

Queremos seguir en contacto con la naturaleza y apreciarla en todo su esplendor en esta región serrana del estado de Puebla, así que nos dirigimos al Mirador de Ahíla. Nos trasladamos desde el centro en automóvil y el trayecto, que nos lleva hasta lo más alto de la comunidad, dura aproximadamente media hora.

Ya en el mirador más alto de la zona, vemos todo Pahuatlán y sus pintorescas casitas que se concentran principalmente alrededor del zócalo. La quietud en lo más alto de la colina es el ambiente perfecto para agradecerle a la vida este momento en el que el aire fresco es la mejor compañía.

El Mirador de Ahíla te desconecta completamente de la rutina y convierte el viaje físico en introspectivo. Otra opción es admirar este gran paisaje de noche para contemplar las luces de la población y lo mejor de todo es que puedes aprovechar para hacer camping por un costo de 80 pesos por persona.

Termina el día y nada mejor que pasar la noche en un lugar rústico y acogedor como las Cabañas El Mirador, a sólo 5 minutos del zócalo de Pahuatlán en automóvil. Cerramos los ojos y después de toda esta travesía, el susurro de grillos y cigarras nos ayuda a conciliar el sueño.

Los imperdibles en Pahuatlán  en fines de semana de plaza

Cada domingo, el tianguis se coloca en los alrededores del zócalo. Aprovecha esta oportunidad para disfrutar la comida típica de la región y comprar verduras de huertos caseros. También podrás observar el espectáculo de la Danza de los Voladores, resabio de los tiempos en que Pahuatlán fue parte del Señorío de Totonacapan.

Tradiciones y costumbre en Pahuatlán

Papel amate

El papel amate es un precioso lienzo de color café, considerado como una de las artesanías más bellas de México por el legado histórico que encierra, además de ser la más representativa de Pahuatlán.

Su origen se remonta a la época prehispánica y se hace con la corteza del árbol de amate, muy común en la región. Sobre los pliegos de este papel se plasman pasajes de la vida cotidiana en Pahuatlán, así como paisajes y animales. También es usado en rituales y ceremonias religiosas.

Puedes conocer su proceso de elaboración en los talleres artesanales de San Pablito, ubicados a tan sólo 20 minutos del zócalo.

Chamanes y curanderos

Las comunidades otomí y nahua de Pahuatlán se distinguen por los rituales espirituales, de sanación y amor que ofrecen a los visitantes.

En los días de mercado y en algunos establecimientos del centro, es posible encontrar a chamanes y curanderos que ayudan a equilibrar el espíritu y ofrecen infusiones de hierbas con propiedades para curar diversas enfermedades.

Leyendas

En tu paseo por Pahuatlán, podrás escuchar las historias más sorprendentes y varias leyendas. Las más populares son acerca de brujas que, supuestamente, se aparecen como bolas de fuego por las noches, sobre los tejados de las casas.

Pahuatlán del Valle es un destino mítico. Si lo que buscas es una experiencia para entrar en contacto con la naturaleza, manjares tradicionales y un viaje por el pasado ancestral de México, este Pueblo Mágico es una opción ideal.