Aproximadamente a una hora y media de Bahías de Huatulco en automóvil y un promedio de 900 metros de altura sobre el nivel del mar, se encuentra un paraíso de vegetación, una tierra perfecta para el cultivo del mejor café orgánico, y lo mejor de todo es que puedes verlo por ti mismo, recorrerlo y, claro está, beberlo: la Finca El Pacífico.

A partir de Santa María Huatulco, en el recorrido comienzan a aparecer las curvas y la densa vegetación del municipio de Pluma Hidalgo, donde se ubica la finca cafetera. Al llegar, nos reciben el propietario de El Pacífico, Don Antonio Gómez Schmerbitz, un hombre de trato afable y sonrisa franca, y su familia.

Hasta el amplio porche de la casa, donde hay una una sencilla sala, llega el inconfundible aroma del café recién preparado, y en el mismo lugar, en una mesa con varias sillas, nos espera un desayuno campirano preparado por la esposa de Don Antonio, son unas suculentas quesadillas acompañadas por una exquisita salsa de molcajete.

Una historia de dedicación

Mientras probamos estas delicias, iniciamos nuestra conversación con Don Antonio, quien nos cuenta que su abuelo, Don Carlos Gómez Fernández, un hombre de nacionalidad española, adquirió siete fincas en Pluma Hidalgo, entre ellas El Pacífico, finca ya centenaria, pues su historia inició en 1913.

Sin tener conocimiento alguno sobre caficultura, Don Carlos, quien era comerciante, se empapó del tema y logró hacer de sus fincas las más productivas de la región, un legado que hasta hoy Don Antonio Gómez Schmerbitz continúa, siguiendo el ejemplo de su abuelo.

El inicio no fue fácil, recuerda Don Antonio, quien adquirió la finca después de casarse y comenzar a formar su familia. Él le pidió a su padre que, de sus dos propiedades, le vendiera El Pacífico, sin embargo, éste se negaba diciéndole que no podría con ella.

Pero al final, Don Antonio terminó por convencer a su padre y hoy produce cada año 20 toneladas de café gourmet orgánico de la mejor calidad que envía a diferentes puntos de la República Mexicana como Baja California, Sonora, Hidalgo y Quintana Roo, por mencionar algunos.

Recorrido por la finca

Después del desayuno y la interesante platica, comenzamos nuestro recorrido por la propiedad. Subimos a una camioneta Jeep de Don Antonio, la cual tiene más de 30 años y funciona de maravilla, y comenzamos nuestro ascenso por el monte. En nuestra primera parada pudimos ver una zona de cultivo de cafetales en el que se pasean mariposas de la región.

Volvimos a subir a la camioneta y en un punto más alto, Don Antonio nos habló de los microclimas en esta parte de Oaxaca y la importancia que tienen en el desarrollo de los cafetales y sus granos. Al tener esta zona una gran cercanía con el océano, el café es de mejor calidad gracias a la brisa marina y la altura del terreno. El ambiente es húmedo y caluroso.

En la finca no sólo hay cafetales, sino también otro tipo de árboles, sobre todo frutales, como plátano, guanábana y cacao, y se practica la lombricultura, la descomposición de desechos orgánicos por lombrices rojas californianas que, a través de este proceso, producen un fertilizante natural que garantiza la ausencia de químicos en el cultivo del café arábica calidad Pluma Hidalgo, en El Pacífico, y contribuye al enriquecimiento de los ecosistemas.

Al regresar, pasamos por una hermosa cascada de agua fresca y sonido relajante. Ya en la casa de Don Antonio, nos dirigimos a la parte donde se encuentra el tostador de café y pudimos ver cómo salían los granos humeantes, listos para ser molidos o empacados después de una rigurosa selección que forma parte de un exhaustivo proceso para vender un café de excelente calidad.

Delicias caseras y buen café

Ante de irnos y para nuestra sorpresa, en la casa ya nos esperaban con una comida casera realmente deliciosa, la cual consistió en espagueti, pollo adobado, ensalada y frijoles, entre otros deliciosos platillos, que rematamos con una taza del mejor café orgánico que puede encontrarse en la región y en el país. Agradecemos a la familia Gómez Schmerbitz no solamente por el recorrido y enseñarnos tanto sobre el café y sus procesos, sino también por la hospitalidad, las atenciones y la deliciosa comida que nos brindaron.